Estaba por contar una anécdota sencilla que me ocurrió hace unos días y se me ocurrieron dos formas de agregarle una continuación para que tuviera algo de emoción y aventura.
Como no me decidía por ninguna de las dos invenciones, me dije que estaría bueno ponerlas a ambas. Y al preguntarme cómo hacerlo, pensé en la opción que vi en Bajate del auto, pelotudo y en El cliente nunca tiene la razón: hacer un Elige tu propia aventura.
Así fue cómo hice Paseando al perro, que está en la entrada que sigue a esta.